Una paz interior estable sólo puede alcanzarse cuando se consigue un equilibrio en la mente, las emociones y el cuerpo.
A partir de un pensamiento siempre se genera una emoción que impulsa al cuerpo a obrar. La mente organiza y la emoción es el motor para impulsar al cuerpo.
Si tenemos pensamientos que nos conducen con fines egoístas a ocasionar daño, se genera una emoción afín que intentará llevar al cuerpo al propósito de la mente para alcanzar ese objetivo. Muchas veces el impulso se interrumpe porque hay algo de conciencia en nosotros que nos indica no accionar de esa forma. La mente está pensando en hacer, pero nuestra conciencia nos dice que no corresponde, si tenemos algo de voluntad no lo concretamos, pero lo pensamos y hasta lo sentimos. Entonces, hay un desorden interno.
Tiene que haber un alineamiento entre la mente, la emoción y el cuerpo físico entregados a lo superior o a lo profundo del corazón, para que ese impulso amoroso encuentre un camino recto y abierto para poder manifestarse.
Si hacemos el esfuerzo por sostener esa línea de conducta, todo empezará a ser más claro en nuestra vida.
Todos tenemos una tierra para trabajar, que es nuestra propia vida
Esa tierra es el cuerpo mental, el cuerpo emocional y el cuerpo físico. Podemos trabajarla desde el espíritu tratando de poner orden en esos cuerpos y quitando lo que pueda haber allí que dañe.
En primer lugar, hay que quitar de raíz toda la cizaña, lo que no produce alimento, lo que no nos nutre ni nos beneficia y luego armar el surco donde depositaremos la semilla. Esto tiene que ser hecho con la conciencia de que esa semilla tiene una vida latente en su interior que en un momento brotará y necesitará atención constante para prosperar, multiplicarse en simiente y obtener de allí nuestro alimento.
Es el amor quien debe alimentarla y hará que se multiplique de tal manera que pueda dar mucho más de lo que necesitamos, para compartir y ayudar a alimentar a otros.
Encaminarnos en este trabajo trae Paz.
No tenemos que ver la paz como algo que sólo vamos a encontrar cuando fructifique, cuando terminemos la cosecha y guardemos en el granero todas las simientes. Todo tiene que traernos paz.
Debemos aprender a ser agradecidos con la vida, no solamente agradecer lo que nos conviene y nos gusta, porque todo lo que nos toca vivir nos deja alguna enseñanza, aunque a veces no lo entendamos de esa manera.
Aprender a resolver lo que pasa en nuestro interior traerá paz. Junto con la paz llegarán respuestas y soluciones. Esto nos permitirá enfrentar, sin perder tiempo ni energía, los problemas que se vayan presentando.
Si llevamos adelante el amor enfrentando las tormentas que se presenten, acompañándolo con nuestra voluntad para que pueda tener la fuerza de realizar los cambios, nuestro mundo y nuestra vida podrán cambiar. La paz podrá ser alcanzada y sostenida cuando ordenemos nuestra naturaleza de manera que no aparezcan tormentas en ella. Si aparecen, porque nuestra conducta nos lleva a que estas situaciones se generen en nosotros, es muy probable que, justamente por esto, perdamos la paz.
Hay que tratar de cambiar, de modificar ciertas conductas y nuestra vida para que no se desaten más tormentas y podamos sostener la paz.
La Paz no depende del entorno
A veces podemos encontrar paz haciendo silencio, pero si después nos encontramos con una persona que no nos agrada y tenemos diferencias, empezamos a cambiar nuestra conducta y abrimos las puertas a una tormenta.
Cuando encontramos paz en nuestro interior podemos estar en paz con nuestro entorno sin importar cómo se comporte y en medio de la peor de las tormentas seguir teniendo paz interior.
Esa es la paz que podemos sostener.
Daniel Ferminades
*El siguiente artículo fue compartido en la Revisa Universo Holísitco N°115 España – Mayo 2018 ver publicación