En el silencio uno busca entregarse a la Voluntad Superior, desde lo espiritual. Hay un silencio material que al final del día uno necesita, y está más referido a callar la mente de toda la sobre estimulación proveniente de nuestro día, de nuestra vida. Tarde o temprano nos lleva a entrar en contacto con la realidad del espíritu, porque tratar de silenciar la mente, tiene que ver con la meditación.
Lo que sucede a nuestro alrededor no debe distraernos, las demás personas siguen con su vida, los pájaros arman su nido, o buscan su alimento. Todo esto produce un sonido que no se acalla, por decidir nosotros hacer silencio.
Hago silencio, y en ese silencio de respeto hacia todas las formas de vida, puedo escuchar mi Conciencia. Aparece como parte de la verdad lo que pasa en mí, lo que está impulsando mi vida, para ser lo que soy y transitar el camino.
Al silenciar la mente ésta puede entregarse y estar a disposición del Ser. Ya no está ocupada la personalidad tratando de buscar conexiones con este mundo. Al estar la mente en silencio, en entrega, en atención, puede expresarse la Conciencia desde el interior.
Si hacemos silencio, vamos a ayudar a que todos estos mecanismos naturales, espirituales, puedan funcionar y cumplir con su tarea de poder llegar, con la palabra, el consejo, y la Luz, para que veamos con claridad nuestro camino.
El Cielo se muestra luminoso, glorioso, eterno, muchos lo ambicionan, y cuando lo comparan con esta realidad, ya no la quieren. Para llegar a él, tengo que seguir a mi espíritu por el camino que tiene que recorrer en este mundo, por eso estoy acá.
El silencio nos va llevando a entrar en contacto con la Verdad, y la Verdad es que el Padre se expresa en él. Arriba, en el Cielo, cada Ser está haciendo su tarea, así funciona una hermandad, cada uno consciente y responsable de lo que tiene que hacer. Así es arriba, así es cuando se tiene conciencia, y así deberían ser las cosas en el mundo también, cuando comprendamos que nuestra individualidad, no la poseemos para hacer de la vida lo que queremos, sino que es para tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos ante esta Gran Obra, cada uno de nosotros.
En silencio la mente puede captar, entender, encontrar las palabras para ayudarnos, con claridad, a resolver en función de esto que impulsa el Espíritu.
El silencio, sea material o espiritual, siempre beneficiará al espíritu.
El silencio espiritual, si uno comprende por qué está haciendo lo que hace, y qué está buscando, sabe para qué tiene que hacer ese silencio.
Si hace silencio material, tiene que poder acallar todos sus sentidos, y dejar de hacer contacto con tantas formas externas, para silenciar la mente.
Si la mente está en silencio, no hay emociones que se desprendan, porque no hay pensamientos que generen o estimulen la manifestación de una emoción. También hay un cuerpo que puede hacer silencio, porque no hay una mente que lo esté impulsando a moverse. En esa alineación de vehículos, es que El Padre puede llegar claramente con Su Voluntad.
Mucha gente cree que vino a la Tierra con la misión de brindar un servicio que todos reconocerán, y en realidad es vivir nuestra vida con Amor, esa es la misión de todos.
Lo importante es poner en práctica lo poco que sabemos, lo que se entendió, eso cambia las cosas en nuestra vida, y la realidad del mundo. Así es como la Conciencia llega.
Quien tiene conciencia de haber trascendido limitaciones, tiene más para entregar que aquel que no. Porque al haberlas tenido, ha encontrado la forma de acercarse más al Padre, de elevarse, de adelantarse en el camino, y entonces desde su propia existencia, puede ayudar a quien no tiene conocimiento de hacia dónde dar el paso.
Del silencio se pueden extraer muchas cosas.
Tendremos acceso a la experiencia de nuestro espíritu, mientras pongamos un orden en nuestra vida, en nuestra mente, y aprendamos a hacer ese silencio, para poder llegar a hacer un uso amoroso de todo lo que hace a la memoria del espíritu, de todo lo que en él, vamos ganando.
Es para el bien y es del bien de todos, nada es nuestro. Cuando vamos entendiendo eso, no hay conflictos en nuestro interior, y estamos dispuestos a dar hasta la vida por el Amor. Vamos teniendo contacto, cada vez más claro, con esa memoria y en el silencio la alcanzaremos. Es la realidad de nuestro espíritu, es algo tan real, concreto, certero, y seguro como recordar lo que hicimos anoche, esta mañana, el año pasado, es parte de él.
La memoria del espíritu no tiene tiempo, ni está limitada en alcanzar Conciencia. En cambio la personalidad, a duras penas puede sobrellevar la memoria del tiempo presente.
Todo esto tiene que ver con el silencio, en él uno puede reflexionar, alcanzar a ver con claridad. Cuando hago silencio, puedo ver un universo que no cesa jamás, ni un segundo de moverse, de crecer.
Según la ciencia se mueven las estrellas, las constelaciones, los sistemas, las galaxias. Todo se está moviendo porque explotó un día, y desde la impulsión, por la explosión, se ha proyectado y está en movimiento. Todo tiene un propósito, un lugar a donde llegar, y alcanzar.
Debo tomar conciencia de la responsabilidad que tengo a la hora de dar cada paso.
Cada cosa que hago no solo modifica mi vida, sino que también influencia, y ayuda a modificar la de los demás. Soy parte de una humanidad, no soy ajeno a ella.
Tenemos que tomar conciencia de eso y comprender hacia dónde nos puede conducir el silencio. Sepamos que necesitaremos osadía para enfrentar lo que se presente, para alcanzar lo que el corazón nos muestre, cuesta ponerlo de manifiesto. Se complica cuando se comprende, que hay que dejar muchas cosas para poder alcanzarlo. En ese momento aparece el temor a perder lo que tengo. Debo tomar una decisión, cuando lo hago todo cambia, sé hacia donde me dirijo y mis fuerzas se enfocan en llevar eso adelante.
Desde el silencio podemos comprender muchas cosas, porque en él lo único que se expresa es la Conciencia, no hay otra cosa.
Tiene mucho para decir, y la mayor parte de lo que dice, no es grato, porque ella nos habla, y nos hace reflexionar sobre lo que hemos hecho, lo que no corresponde, tantas cosas que pudimos hacer y no hicimos, y ahora no está a nuestro alcance realizarlo.
No puedo cambiar lo que fue, puedo cambiar lo que soy, y eso seguro modifica lo que ha de ser.
Daniel Ferminades
- ** El siguiente artículo fue compartido en las siguientes revistas
- Revisa Yoga+ Argentina – Octubre 2015 ver publicación
- Revisa Bien de Salud – Perú – N° 37 Peru. Marzo 2016 ver publicación