Personas tóxicas

Si alguien es considerado tóxico, tendríamos que observarlo con delicadeza, de acuerdo con la experiencia que cada persona está teniendo y a la situación que vive.

Mucho del daño que siento ante la cercanía de una persona tóxica, tiene que ver con la manera en que yo interpreto lo que ella irradia, lo que emana. No estoy obligado a tomar las injurias, los improperios o las amenazas; no estoy obligado hasta cierto punto, porque hay gente que es violenta y eso es algo que si hay una fuerza físicamente superior termina padeciendo el de fuerza inferior.

Más allá de estos casos que son extremos, la realidad es que en todas partes hay gente que, como se dice “es negativa o tóxica”. Pero yo tengo que ser una persona que busca ser justa con lo que entiende y sabe. No solo haciendo caso omiso de lo que están diciéndome, porque ignorarlo no le ayuda ni me ayuda ni cambia la realidad, sino que tengo que ver cómo puedo ayudar a que esa realidad cambie.

En primer lugar, si me genera reacción, molestia, si me saca de mi centro, eso tiene que cambiar en mí. Cuando pueda compartir un tiempo con esa persona, sea parte de la familia o de un grupo de amigos, cuando pueda interactuar sin sentir odio, molestia, sin que me genere reacción y sin que esto lleve a querer vengarme de alguna manera -ya sea con palabras o respondiendo agresivamente a sus impulsos- voy a poder pensar en obrar de una forma más consciente para poder ayudar en esa situación y a la otra persona.

No tiene sentido quedarse eternamente al lado de alguien que es caprichoso y no quiere cambiar. A una persona así, por más que se le explique muchas veces y se busquen todas las formas ¿cuál sería el sentido de seguir padeciéndola? Cada uno tendrá que ver cuáles son los intereses que lo mantienen al lado de esa persona. Dios no nos abandona, no importa lo caprichoso egoístas o agresivos que seamos, no podemos dejar de ser hijos de Dios más allá del mal que hagamos.

Yo tengo que saber que no puedo dejar de ser hermano más allá del mal que me hagan o que otros estén haciendo; no dejo de creer que el amor sea el camino porque alguien no siga ese camino, esté fuera de él o agreda a quien está dentro de ese camino.

Tengo que ser fiel a mis principios, y ellos me dicen que debo seguir el camino del amor y que cuando tenga un pensamiento coherente con la realidad, me iré encontrando con personas que no ven la vida como un camino de amor y que reviven su egoísmo buscando la oportunidad para que ese egoísmo, se multiplique y alcance sus objetivos. Entonces, tendré que ver si me detengo, si tiene sentido tratar de ayudar a que vean lo que están haciendo y lo que se están haciendo a sí mismos.

A mí no me pueden dañar si no salgo de mi camino, debo mantenerme fiel a mis principios, y esa es la mejor manera de transmitir a los demás la fuerza que se tiene para sostenerlos.