Todo se reduce siempre, a vivir en Amor, es lo que el Padre quiere.
Hay que entender cuál es ese Amor. Si escuchamos la cabeza que trata de razonar, entra el ego a hacer fuerza, comienza a especular para ver qué va a obtener a cambio a la hora de estar dando. Cuando atendemos el corazón, y la mente está dispuesta a llevar a la práctica lo que él dicta, no hay especulaciones, entendemos que el Amor es por lo que tenemos que vivir. Desde ahí vamos a hacer todo el sacrificio de vivir por ese Amor. No hay otra forma de vivir en paz, sólo puedo vivir en paz sabiendo que estoy haciendo lo que debo.
Lo que los demás están haciendo es algo que tendrán que tomar en conciencia, si no es lo que corresponde. No todos pueden hacerlo sin asistencia. Tal vez yo, que lo estoy comprendiendo, los puedo ayudar. Cuando el Amor me impulsa a ayudar y a servir, es que encuentro y comprendo el sentido del Amor, que es servicio. Imaginemos, ¿cuánto Amor podemos sentir estando solos en una isla, hacia dónde se canaliza? El Amor se canaliza estando en el mundo, junto a todos los demás humanos y a toda forma de vida. ¿Cómo lo canalizamos? Podemos hacerlo de manera egoísta, tratando de conectarnos con aquella persona que me va a brindar lo que espero recibir. Para eso tengo inteligencia, porque voy acomodando las palabras, la expresión y el gesto, voy llevando a la persona a obtener lo que quiero. Así nos manejamos de manera egoísta. La mente desarrolla estrategias inteligentes, para conseguir lo que quiere.
El Amor puro en el corazón, quien es nuestra propia esencia, necesita de la mente, por eso el Padre nos proporcionó una. Fue a través del tiempo, en el proceso evolutivo, para que la chispa divina venga a la existencia, hubo que desarrollar una mente, para que a través de ella, pueda pensar. Estoy hablando de una mente material, una emoción, y un cuerpo, y así pudiese concretar obras.
Queremos que el mundo cambie y pueda expresarse en Amor; todo esto es, en buena medida, lo que nos corresponde a nosotros, los hombres. Somos los que generamos esta vida de desamor en la que vivimos. Los ojos ven para afuera, el corazón ve desde adentro. Tratemos de ver más desde el corazón, y veremos muchas cosas en nuestro interior, que no deben ser. Esas, seguro las podemos cambiar.
Para poder vivir en ese Amor, conectarnos con él, y expresarnos a través de él, tenemos que quitar todo lo que se lo impide. Cuando el Amor puro quiere expresarse, y se encuentra con algún pensamiento o una actitud egoísta es que entonces caemos, y no le permitimos al Espíritu expresarse a través de la mente con pureza.
Daniel Ferminades
Extraído del Fascículo ¨La Mujer¨