Esto que estamos viviendo, que nos golpea a todos, también es una oportunidad de ver muchas otras cosas que nos golpean, como podemos observar en los vídeos que circulan, y también en nuestros comportamientos.
Es la oportunidad, tal vez, de ver otras enfermedades que están solapadas, como la de sostener el ego y no identificarlo y también es la oportunidad de ver que somos capaces de alimentar el ego en momentos de necesidad en lugar de unirnos y de trabajar en conjunto y ponernos de acuerdo para un bien común.
El egoísmo nos lleva a ser personas solitarias; es decir, personas que están solas o aisladas. Es ego, es yo. A lo sumo, dentro de ese mundo del yo en el que vivimos y sostenemos, permito entrar a quienes son cercanos a mi afecto, mis amores, pero mantengo distante a otras personas. Si ese es mi comportamiento, tengo que ver si no debo cambiar todo esto.
¿Hay que esperar estas situaciones en donde se materializó una realidad mundial en forma de virus, que nos está hablando del cuidado y precauciones que tenemos que tener? ¿Tenemos que llegar a esta situación para tomar recaudos?
Estas cosas, que no precisamente tienen que ser un virus pero que nos afecta la vida, en este caso a nivel mundial, muchas veces en lo personal, en lo cotidiano, nos sirven también. En lugar de solo estar viendo afuera, de dónde viene el problema en sí, también deberíamos observarnos interiormente para ver qué se genera en nosotros, qué reacciona ante todo esto, y de qué manera. Puedo reaccionar instintivamente, desde un lugar más bajo evolutivamente hablando, más cercano a lo que es un animal que cuida y protege su integridad; o puedo accionar habiendo meditado, haciendo un análisis un poco más amplio que considere la vida de todos.
Soy un semejante a los demás, y los demás son semejantes a mí; entonces debo cuidar el bien y la salud, el bienestar y el equilibrio de toda esta sociedad de la cual formo parte. Hoy, todo esto sigue estando vigente más allá de la presión que sentimos, porque los gobiernos tienen que cuidar a su pueblo. Cuidémonos si tenemos que salir, si queremos que esto termine lo antes posible, ya que si acatamos de alguna manera esta cuarentena, podemos aislar ese virus. Entiendo que esa es la idea, y de esa manera lograremos que se corte la cadena de transmisión y que solamente llegue a la vida de aquellas personas que a lo mejor no han tenido el cuidado o han sido más sensibles. Pero debemos cuidar que se corte y termine ahí.
El futuro
El futuro no existe en este presente, es algo que está por venir, pero siempre que pensamos en el futuro, pensamos en realidad en este presente evolucionado que ha ido avanzando. No sabemos cómo va a avanzar, sabemos que la naturaleza normalmente busca crecer siempre para poder llegar a dar frutos.
Los frutos que da la naturaleza muchas veces no son los que nosotros queremos. Creemos que podemos manipularla para ver los frutos que buscamos, entonces nos ponemos en contra de ella; pero la naturaleza existe desde mucho antes que nosotros, tiene mucha más fuerza y sabiduría; normalmente alcanza sus objetivos o sus propósitos, y nosotros a veces quedamos de camino. Si no la acompañamos terminamos padeciendo, porque queremos enfrentar al universo.
El universo entero es el que sostiene esta naturaleza conocida, y muchas otras que quizás no conocemos o no tomamos en cuenta. Queremos enfrentarlo como si tuviésemos la capacidad de manejarlo a nuestro antojo. Esto nos trae dolor, esto lo hacemos desde nuestro egoísmo pensando que podemos crear nuestras propias leyes, que podremos manejar las situaciones, que “no me va a pasar nada”.
Puedo tener fe, sabiendo que estoy haciendo un esfuerzo constante por superarme, por quitar las limitaciones que hay en mí, como la negatividad; o puedo tener fe sin hacer nada, esperando que el cielo me proteja, siguiendo con mi vida sin pensar en los demás, ni siquiera teniendo respeto por la propia vida.
Entonces la fe no da el mismo resultado en una persona que en otra. Depende de la entrega que tenemos.
La naturaleza no está queriendo dañarnos, está buscando evolucionar. Si nosotros evolucionamos dentro de ella a nuestro ritmo, a nuestros tiempos, pero sin perder ese tiempo que tenemos, vamos a poder pasar estos momentos de evolución con defensas; es decir, con fuerzas para poder enfrentarlo.
En un resfriado común, una persona estornuda en un lugar cerrado, y no todos los que están se contagian, porque habrá quienes tienen fortaleza interna. Somos la imagen y semejanza del Creador, por lo que no podemos creer que un virus que hay que verlo con microscopio, pueda terminar con nuestra vida. Tenemos que entrar en razón de que nosotros mismos estamos terminando con nuestra vida por vivir en el egoísmo, separándonos, distanciándonos entre nosotros, de la propia naturaleza y de la creación. Esto abre las puertas a las debilidades que están dentro, donde se asienta lo que está en la naturaleza como algo agresivo para nosotros, porque no la estamos acompañando en su evolución, en su desarrollo.
Es hora de entender que es tiempo de poner en práctica tantas cosas que sabemos y que debemos hacer, y no lo hacemos porque lo dejamos para otro momento. La vida, espiritualmente hablando, no es para vivirla después de abandonar la vida material; es para vivirla hoy, porque la vida eterna del espíritu es en el presente, que es eterno. Estamos viviendo en este presente eterno.
Vivamos como espíritus que somos a través de la forma, en un mundo material, en el que tenemos muchas necesidades de lo que hay dentro de él, pero sin olvidarnos jamás que somos un espíritu.
Daniel Ferminades
Publicado en Bien de Salud