¿Curiosidad o necesidad?

Para qué estar queriendo saber cosas que no tienen que ver con el presente que nos toca vivir? Estamos evadiendo el silencio que tenemos que hacer, la atención que tenemos que poner en el presente que vivimos y nos distraemos con cosas que queremos saber de un futuro o de una realidad que no es visible para nosotros o fácil de alcanzar, entonces queremos conocer y saber más.

Tratemos de no hacernos preguntas innecesarias y estemos más atentos a las lecciones que nos da la vida en el presente.

Este querer conocer sobre temas que no sabemos si verdaderamente alcanzarán nuestra vida, nos lleva a llenarnos la cabeza de información. Tiene que ver con que la mente quiere, normalmente, antes de dar un paso saber si es correcto y tener la respuesta.

En el momento que estamos viviendo, la vida nos está dando una enseñanza.

Compartamos la propia experiencia que hemos adquirido, desde la conciencia que fuimos tomando. Prestemos atención para saber tomar las enseñanzas que llegan a través de cada experiencia, de cada situación.

La necesidad siempre está más en relación con la vida que llevamos y con el presente que vivimos.

No tenemos necesidad de atender hoy lo que va a pasar mañana, ésta es una de las formas de comenzar a distinguir qué es lo que buscamos por curiosidad y qué es lo que necesitamos. Tratemos de serenar la mente para no preguntarnos más de lo necesario. Ésto nos conducirá a otra realidad que es la de aprender a hacer silencio, porque no todo lo que la mente impulsa hay que manifestarlo.

Aprendamos a hacer silencio, a agradecer la vida que tenemos y lo que llega a nosotros. Nunca nos falta lo que necesitamos en el espíritu ni se nos priva de recibir la enseñanza que corresponde. Nosotros mismos faltamos a la enseñanza, cuando, estando en el presente, nos evadimos de él tratando de querer saber otras cosas.

¿Para qué hacerse todas esas preguntas que no tienen que ver con el presente?, Si nos preguntamos algo que a lo mejor habrá de venir o que pertenece a otro plano el cual no podemos alcanzar a distinguir, pero obtenemos la respuesta en este presente en el que vivimos; ¿de qué nos sirve tener ese conocimiento, en la situación que estamos viviendo? ¿Para qué preguntar algo que en realidad no podemos aplicar? Hay que hacerlo más simple, lo que se presenta es lo que hay que resolver en el presente, y es de lo que hay que aprender. Para qué agregar a ese presente cosas que no sabemos si serán ciertas. Tratemos de no hacernos preguntas innecesarias y estemos más atentos a las lecciones que nos da la vida.

En la búsqueda de lo necesario, los egos nos confunden

Al estar confundidos por los egos es difícil distinguir cuándo una pregunta proviene de la curiosidad o cuándo es una necesidad.

Cuando hacemos silencio, podemos percibir a Dios en su expresión. Dios se expresa a través de toda forma de vida y por todo medio que encuentra y tiene a su disposición, no tan sólo como lo esperamos o quisiéramos. Cuando empezamos a hacer ese silencio, nos vamos dando cuenta de cuánto tiempo de nuestra vida dedicamos a vivir desbordados o dejándonos llevar por ese desorden mental y esa confusión de creer, como expresa el falso dicho popular, que el saber no ocupa lugar.

El saber ocupa lugar y los que intentan meditar pronto se dan cuenta del lugar que ocupa, porque cuando cierran los ojos y buscan hacer silencio, la cabeza no se detiene un segundo. Ocupa lugar, tiene vida, por eso se manifiesta, por eso aparece el pensamiento, aparece la imagen, está la distracción, tiene fuerza para imponerse y puede contra nosotros que creemos ser los pensadores.

Cuando sepamos poner orden y canalizar cada conocimiento y cada enseñanza en el lugar que corresponde, porque tendremos el control, utilizaremos la mente para pensar y resolver, entonces sabremos, como en una biblioteca, a dónde acudir, a dónde está el conocimiento, y la información que necesitamos. Acudiremos sólo a él y eso manejaremos.

Daniel Ferminades

El siguiente artículo fue compartido en relajemos.com