Hay energías en el aire que nosotros consumimos. A pesar que la mayor parte de las personas piensa que el alimento tan solo entra por la boca, cuando respiramos, junto con el oxígeno, entran energías. Estas cuanto más conciencia tiene el individuo y más consciente es a la hora de respirar y vivir su vida, comienzan a encontrar lugar en donde alojarse.
Esa energía que proviene de afuera, como asistencia o como alimento, comienzan a ayudar en los procesos evolutivos internos, así como a la puesta en funcionamiento de los centros que nos llevan a encontrar equilibrio y que nos traen iluminación.