Tenemos un hogar, una tierra que trabajar que es nuestra propia vida, tenemos una semilla que el Padre nos ha dado, y las herramientas.
La tierra que tenemos que trabajar es ésta, el cuerpo mental, el cuerpo emocional y el físico. Podemos trabajarla desde el espíritu tratando de poner orden en ellos, quitando lo que pueda haber allí que dañe. Entiendo que tengo que trabajar la tierra y debo depositar la semilla que el Padre me ha dado. A todos nos ha dado, por igual, una tierra para trabajar.
¿Qué es trabajar la tierra? Primeramente hay que quitar de raíz toda la cizaña, lo que no produce alimento, que no nutre, no alimenta, no nos beneficia, no nos ayuda, hay que quitarlo de raíz. Una vez que está limpia, movemos esa tierra, y cuando esté movida, armaremos el surco y depositaremos la semilla. Esto tiene que ser hecho con conciencia de que esa semilla tiene una vida latente dentro, que en un momento aparecerá sobre la tierra y necesitará atención constante, para que pueda prosperar y llegar a multiplicarse en simiente, para obtener de allí nuestro alimento. No solamente esto, sino que el Amor, que es quien debe alimentarla, hará que se multiplique de tal manera que pueda llegar a dar mucho más de lo que necesitamos, y también compartir para ayudar a alimentar a otros.
Daniel Ferminades
Extraído del Fascículo Paz Interior