Vivimos en el presente ¿Cuál es el sentido de postergar lo que tenemos que vivir ahora?
Lo que tengo que vivir en el presente no es lo que me dicen que hay que hacer, sino todo lo que yo he reconocido como bien.
Lo que yo he reconocido como bien es una parte del bien universal o de la Verdad toda. No puedo vivir toda la Verdad o todo el bien, porque no lo conozco.
Entonces, en lugar de preocuparnos por saber más, vivamos nuestro presente, vivamos lo que sabemos. Así no procrastinamos, no estamos postergando, vivimos lo que entendemos.
En la escuela hay lecciones que tengo que asimilar ese día. Si no asumo mis lecciones porque estoy atento a otras cosas que me interesan más, esa lección no se pierde, está presente siempre y el día de mañana me tocará vivir ese presente. Hoy ya es ese día, y si ayer no presté atención, para poder comprender en su totalidad la realidad, la enseñanza que llega a mí, en parte necesito lo que ayer recibí como enseñanza, y si no lo, asimilé hoy seguramente me va a costar un poco más entender lo que está llegando a mi vida. Vamos sumando así los días en los que dejamos de atender, hasta que en un momento comprendemos que hay que prestar atención. Ahora entendemos que somos un espíritu que tiene un cuerpo, no un cuerpo que tiene un espíritu. Deseo entregarme a él, pero ¿cuántas lecciones no recibí porque no estuve atento? Hoy se me hará más difícil por no haber prestado atención.
Es como un examen que me pone la vida, hay una situación que requiere de mi participación y de que yo intervenga inteligentemente, y si mi inteligencia no contiene los resultados de las experiencias que en su tiempo tuve que recibir, hoy no sé cómo obrar.
No es el karma que me está complicando, aunque yo quiera culpar a tantas cosas de mi alrededor. Eso es parte de la inconsciencia en la que vivo.
Cuanta más conciencia tengamos, más atentos vamos a estar a nuestro presente y a valorar lo que estamos viviendo en él.
A veces son cosas que parecen tan naturales, comunes y mundanas, pero a lo que no le presto atención -lavar la ropa parece tan irrelevante- es mi realidad, y el no prestarle atención a esas cosas que parecen insignificantes hace que no pueda llegar a las que son verdaderamente esenciales o importantes que están por encima de las materiales.
Esas pequeñas cosas que parecen poco importantes hacen al todo de lo que estoy viviendo. Entonces estoy desatendiendo mucho del presente.
El Creador tiene acceso a toda la verdad y toda la verdad es Él, mora en Él, y constantemente la expresa, no oculta, porque en la Luz no se puede ocultar.
Si en el presente, en lugar de estar atentos soñamos con cosas más importantes estamos postergándonos. Pero no postergamos lo que soñamos, eso es un sueño y no una realidad. La realidad es lo que estamos viviendo, que parece una pesadilla al lado del sueño que quiero alcanzar, pero por más bonito que sea ese sueño es preferible para la conciencia vivir la realidad que me toca en este presente.
Quiero vivir en amor, entiendo que ese es el camino y que es lo que quiero para la vida de todos.
La única manera de no postergar es tomar las riendas del presente viviendo la situación que nos toca vivir.
Si quiero vivir en el amor eterno, tengo que volver una realidad mi presente. Hoy me resulta un esfuerzo porque no estoy acostumbrado, las situaciones del entorno me sacan del equilibrio que busco, pero por momentos lo alcanzo.
En la medida en que busco sostenerme porque lo voy entendiendo, tengo cada vez más fuerza, me resulta cada vez más fácil, y de esa manera voy dejando de procrastinar, de postergar y comienzo a vivir mi presente.