Un mundo mejor no llega por convertir una frase positiva en un mantra, eso es como un autolavado de cerebro. Hay que ver la realidad que estoy viviendo en este momento, qué hice de bien hoy y qué hice de mal. ¿Quiero seguir viviendo esa dualidad de hacer mal dependiendo las circunstancias? ¿o quiero hacer bien las cosas que entiendo, y esforzarme por hacer bien aún las cosas que no veo que estoy haciendo mal?
Es la atención puesta en mejorar, en mejorar en el presente. Puede ser que en este presente esté tratando de hacer silencio ¿y qué mal puedo estar haciendo con esto? El problema está en que si hago silencio y no miro mi pasado, donde hubo error y equivocación, aunque ahora esté haciendo silencio, estoy haciendo mal, porque estoy callando el mal al no prestarle atención. Tengo que prestarle atención, entenderlo y ver qué me conduce a hacerlo.
Prestar atención a lo que hacemos.
¿Por qué me resulta más fácil hacer las cosas mal que hacerlas bien? ¿Por qué resulta más fácil reaccionar violentamente ante las agresiones que accionar amorosamente? Todo eso tiene respuesta: hagámonos la pregunta y busquemos la respuesta. Démonos cuenta de qué nos resulta más fácil hacer, qué camino venimos transitando a velocidad, y de que por la inercia, muchas veces, nos llevamos por delante las curvas y seguimos.
Hay que prestar más atención a nuestra conducción, y a lo que vamos a dejar ingresar a la mente, a lo que hay dentro de ella. Ver con qué materiales contamos y qué tenemos que buscar que ayude a construir un mundo mejor.
Primero, un mundo mejor para mí, que es ese cambio interno que solo yo puedo hacer. No lo puede hacer otro por mí y no puedo yo cambiar a los demás para tener un mundo mejor, solo puedo cambiar mi posición ante la vida y cómo la llevo adelante. Luego iré llevando eso por el mundo, lo iré transmitiendo a los demás y tal vez les sirva como inspiración.
Pero no voy por la vida como maestro sino poniendo de manifiesto lo que entiendo que es una riqueza que nos pertenece a todos. Sin importar de dónde viene, quien soy ni qué soy, porque ahí entra el ego y las personas quieren tener título, cargos, misiones. ¿Qué vale más: un arcángel que está trabajando en la estabilidad del sol dentro del sistema o una persona que está en una empresa poniendo un sello en un papel pero agradecida a Dios porque tiene trabajo y con eso puede llevar el pan a la familia?
Dar lo mejor de nosotros.
Lo valioso es que demos lo mejor de nosotros. Si más podemos tomar de la vida para enriquecimiento en la conciencia del ser, más tendremos para dar mañana o a continuación. Si tomamos cosas que dañan a la conciencia, que oscurecen aún más la ignorancia que tenemos o vuelven más densa la oscuridad en la que vivimos, va a ser difícil que podamos salir y atraer pensamientos inteligentes y disponer de materiales apropiados para construir un mundo mejor.
Lo valioso es el amor que cada uno está capacitado para dar, y lo da acorde a todo lo que puede y tiene.
Daniel Ferminades
210608