Vida material y vida espiritual

Se conocen las necesidades materiales, cuando se abre la heladera y no hay nada dentro, quien vive esta situación, sabe lo que es la necesidad y qué haría falta para poder satisfacerla Pero también hay necesidades que son más profundas y más sutiles. Todo lo que tiene vida en la naturaleza y que puede que nos alimente físicamente, tiene un espíritu. Si sólo nos abocamos a lo físico, pero desatendemos el espíritu, la naturaleza entera sufre. 

Hoy estamos viendo las consecuencias de esa historia vivida convenientemente. A lo largo de la historia de la humanidad se ha centrado más la atención en lo que deseamos, que en la necesidad. Hoy escuchamos personas que tienen formación, estudios y doctorados que ofrecen servicios de atención a otras personas que buscan y se les habla de soñar, de que no renuncien a sus sueños, pero los sueños no son más que eso.

Es distinto proyectarnos en la realidad y visualizar cómo se puede ir multiplicando lo que tenemos a partir de un trabajo, que estar soñando con que mágicamente encontraremos la bonanza de la vida esperándonos sin haber hecho ningún esfuerzo. Como mucho se ha centrado en esto es que le pedimos a lo superior, que de alguna manera nos conceda todo aquello que no queremos conseguir nosotros por nuestros propios medios. Tenemos que ver qué podemos hacer nosotros, por nosotros mismos. Los milagros, tal vez, tendremos que esperarlos del cielo; pero tenemos que usar nuestra inteligencia para poder concretar cambios reales y posibles de llevar adelante por nosotros. 

Crisis necesarias para el cambio.

Es tiempo de ir entendiendo que se habla y se dicen muchas cosas que nos agrada escuchar y se muestran cosas que nos pueden agradar ver y, lamentablemente, se atrae mucho la atención de las personas y se las distrae de las necesidades reales. Habrá que hacer mucho esfuerzo. Tendrá que pasar todo un tiempo de padecer y en la medida que no tomemos consciencia, lógicamente el dolor se hará cada vez más evidente, y más agudo en la medida en que nos desentendemos de tratar la dolencia en sí. Es decir, la raíz de todo esto. 

Entonces el dolor nos llama cada vez más la atención y habrá un momento en el cual no nos quedará otra opción que cambiar y rever la postura. 

“Todo obrero es digno de su salario”. Tenemos que ver cómo conseguimos ese trabajo para poder ganar nuestro salario y hacer con ese salario lo que entendemos de bien para nosotros, para nuestra familia, y de bien para la nación a la que pertenecemos, para el mundo en el que estamos, para la humanidad de la que formamos parte. 

Daniel Ferminades

210911