El sentido espiritual de la vida

El universo se expande desde el centro, nuestra conciencia y nuestra obra también deben expandirse desde el centro.

Si tenemos familia, es desde ahí que debemos crecer. Nuestro vehículo de expresión es el que necesitamos para crecer a partir de ese centro. Desde ahí tenemos que comenzar a tomar conciencia.  

Somos muchos en el mundo que pensamos en el servicio pero nunca pensamos en cambiar, en hacer las cosas bien nosotros. Vamos a otros lugares a servir, pero en casa somos irascibles. Esa es la realidad, en el centro estamos mal. Si el universo está mal en el centro, cuando se expande desparrama el mal.

Partamos de nuestro centro y seamos amorosos en nuestra vida en donde quiera que nos encontremos, en el lugar en donde la vida nos ubicó o en el lugar en que hoy, como adultos, buscamos estar. Pero comencemos a irradiar, a impartir, a repartir y a distribuir ese amor que no es nuestro. Vivimos atesorándolo, buscándolo para tener cada vez más y sentirnos cada vez mejor. Entendamos que es de Dios, y lo que es de Él es para todos.

Si llegó a nuestra vida, la cambió y le dio un nuevo sentido, tratemos de que esto también sea en la vida de los demás, y llevémoslo, distribuyámoslo y pasemos esa buena nueva.

La naturaleza tiene vida, todo tiene vida, toda vida está evolucionando, toda vida es por el Creador, es Él quien evoluciona a través de la vida. ¿Participamos conscientemente de esa evolución, la acompañamos o somos una resistencia, un ancla?

Tenemos que poner más conciencia en lo que estamos haciendo, poner atención.  Comencemos a rever lo que realizamos a diario para encontrarle un sentido profundo, un sentido espiritual, y si no lo tiene dárselo. Si no se lo podemos dar, encontremos la forma de dejar de hacer lo que estamos haciendo, porque si lo que hacemos no tiene un sentido espiritual no hay manera de aplicar el amor, y estamos ocasionando un daño a la propia vida  y a la ajena, a toda vida.

Cambiemos poniendo conciencia, poniendo atención.

En medio de toda esta tarea, de este abocarse a tomar conciencia, se manifiesta la asistencia celestial con todo su poder. Los ángeles están sirviendo, atendiendo a la creación, colaborando, acompañando, protegiendo y estimulando el desarrollo del amor de Dios en donde quiera que se encuentre. Están esas fuerzas,  a veces no las vemos, pero están. Trabajemos para poder ser merecedores, para ser dignos; trabajemos, que se vea la obra, no pensemos solamente.

Cuando digamos una oración, ya sea que nazca de nuestro corazón o repitamos lo que alguien nos dijo, tomemos conciencia de lo que estamos diciendo y veamos qué de todo eso aplicamos en la vida, porque lo que cambia al mundo no es la oración, sino la puesta en práctica de aquello que pedimos.

Daniel Ferminades